Dicen que la cruz muestra el lugar. Esa fue la experiencia de aquellos que pudimos vivir y celebrar el viacrucis del martes 19. La comunidad educativa de nuestros Centros del Rosario y del Protectorado junto con grupos vicencianos (Hijas de la Caridad, JMV, Asociación de la Medalla Milagrosa, AIC, MISEVI) y otras asociaciones afines al colegio (Hermandad de la Estrella, Catequistas, Voluntarios del comedor) acompañamos al Cristo de la Misericordia en su camino hacia la cruz.
Desde su capilla y recorriendo el patio del colegio, nuestra imagen de Jesús nos ayudó a recorrer la vida de tantos hombres y mujeres como mueren, sufren o son marginados hoy.
Empeñados como estamos en no caminar, en quedarnos en nuestra zona de confort, es difícil encontrarse con Cristo. Pero él se hace vivo y presente en cada situación de dolor. Por eso la cruz nos muestra el lugar, el lugar de encuentro de aquellos que seguimos empeñados en servir a los pobres.
Mirar la cruz es mirar al pobre. Este viacrucis familiar nos abrió la puerta para encontrarnos con Dios y los hermanos en esta cuaresma. Si la cruz nos indica el lugar, es el momento de ponerse en camino, para hacer también el camino de la cruz.